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por Fernando Rodríguez Tapia
SEMINCI 2016:
PUNTOS DE ENCUENTRO Y DESENCUENTRO
Seminci, toma 61. Un clásico de estas fechas cuyo regreso provoca situaciones de perplejidad y cierto delirio. Las preguntas son típicas: ¿Hacia dónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? Dudas razonables que la dirección actual del festival y el patronato que lo sustenta no parecen querer responder. Lo más apropiado es una precipitada huida hacia delante con el fin de cubrir el expediente y formalizar la actividad cultural de la manera más respetable posible. Dejando a un lado la batalla política que está demoliendo las pocas señas de identidad que aún le quedan al veterano certamen, en los días previos al mismo se fueron presentando las últimas ocurrencias del evento. No hablamos de novedades porque no alcanzan tal grado. El humor involuntario ha sido la nota en las citadas presentaciones donde el retraso y el bloqueo provocado este año por la situación actual de la dirección han quedado constatados en muchos momentos.
1.- Punto de Desencuentro - "Seminci Flying Circus":
El Festival vallisoletano actualmente se apunta a todo, lo que supone una despersonalización del evento poco afín con su propia historia. Como muestra algunos ejemplos que hemos detectado durante estas jornadas:
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Una afirmación que ha repetido Javier Angulo por todos los sitios donde ha podido y que se cae por su propio peso es la siguiente: "Somos, indiscutiblemente, el segundo festival de España en volumen, en prestigio y en presupuesto, pero no podemos compararnos hoy por hoy con San Sebastián, festival perteneciente a la categoría A (sólo están en Europa Berlín, Cannes, Venecia y San Sebastián en esta categoría)". Vivir de las rentas y del lúcido pasado es una enfermedad no erradicada que está caracterizando esta última etapa.
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“Seminci” es el primer Festival de Cine de España que no duda hacer el ridículo en un programa de la televisión local (concretamente el día 19 de Octubre) con tal de promocionar el vino (no el cine) a ritmo de John Williams y "Parque Jurásico" siguiendo el modelo teletienda. Por si la cosa no quedaba clara, una lectora de tarot reforzó el esperpento. Y todos tan felices de haberse conocido.
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Un día después nos encontramos con otra presentación, en este caso radiofónica (en la cadena Ser) donde la convivencia entre periodistas y políticos provocó divertidos resbalones: el alcalde de la ciudad incapaz de citar una sola película de las que se van a proyectar, la concejala de cultura y turismo hablando constantemente de una entelequia denominada “la marca Valladolid” y Javier Angulo en su salsa, presentando como puede el certamen ante las iluminadas opiniones del círculo reunido.
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La innecesaria etiqueta de “cine de autor” que acompaña al festival debería de ser sustituida por el lema “Yo también quiero una Espiga”. Este año hubo merecidas Espigas de Honor para el responsable de la Filmoteca Española en los últimos veintiséis años Chema Prado, la actriz Geraldine Chaplin y al interesante cineasta vallisoletano Francisco Regueiro. En este último caso el reconocimiento nos resulta insuficiente y tardío. El festival debería haber realizado un ciclo de su trayectoria (10 largometrajes) y el correspondiente libro para acompañarlo. Su trayectoria y su memoria merecía ser recuperada con detalle, en especial algunos títulos difíciles y muy reivindicables.
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¿Qué sentido tiene hacer un ciclo incompleto dedicado al estupendo cineasta tejano Richard Linklater sin la presencia del realizador ni ninguna película en la sección oficial, dentro o fuera de concurso?
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Los días 24, 25 y 26 de octubre coincidiendo con la celebración de la ‘Fiesta del cine’, todas las entradas de todas las sesiones del certamen tuvieron un precio de 2’90 €. Medida en principio singular que sin embargo fue definida por Javier Angulo en el programa radiofónico “La Claqueta” como una cabronada, epíteto muy adecuado para un gestor cultural. La idea de conspiración contra Seminci que argumentó Javier Angulo en dicho espacio fue digna de “Mortadelo y Filemón”.
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El Festival incorporó este año la "Espiga Arco Iris”, destinada a premiar aquella película que más destacara por trabajar la diversidad sexual y la identidad de género con suficiente relevancia artística y social. Una discutible distinción que invita a reclamar nuevos galardones para otras tantas situaciones de discriminación.
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El misterioso " Día de la India” (26 de Octubre) trajo consigo sendas espigas de Honor al productor Bobby Bedi y al actor Kabir Bedi, este último al parecer de gran trascendencia para la historia del festival. En la página oficial de Seminci se indicó en una nota informativa para que nadie se despistara, lo siguiente: "conocido mundialmente por dar vida al personaje principal de la serie de televisión Sandokan en el año 1976". La presencia del veterano actor ha sido una de las escasas figuras mediáticas que han animado el Festival durante estos días. Lástima que el día de la Gala de la India no sonara el inolvidable tema de Guido y Mauricio de Angelis (quienes también se merecerían una Espiga de Honor)….
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El día 28 se celebró al igual que en todo el planeta el Día del Cine y del Cambio climático con mesas redondas y diversos documentales sobre la temática en cuestión. El año que viene habrá una Espiga Especial (una más) que premiará esta temática en concreto.
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El día 29 de Octubre sucedió un hecho insólito: los premios del Festival aparecieron en internet antes de ser anunciados por los correspondientes jurados en una rueda de prensa que resultó larguísima. ¿Error o filtración interesada?
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El perfecto colofón a lo que ha sido la 61ª Seminci lo tuvimos el pasado 31 de Octubre en la "Junta de Portavoces" emitida en Radio Valladolid-Cadena Ser en el programa de las 12:30 horas. La despistada y atolondrada valoración de los políticos locales resultó francamente lamentable.
Me comentaron algo sobre Johnny Depp y falta de presupuesto pero lo dejaremos en el terreno de la pícara rumorología mesetaria. Y este año no hubo noticias de la estupenda comedia vivida el año anterior conocida como "Bienvenido Mr. Coppola".
2.- Punto de Encuentro
Todo lo citado queda relegado a la hora de entrar en el cine y apreciar la cosecha de películas elegidas en las diferentes secciones. Este año por motivos de horarios (no todo el mundo vacaciona durante la semana de cine) nos decantamos por Punto de Encuentro, sección siempre complicada centrada en primeras y segundas películas con todo lo que ello conlleva. La familia y sus conflictos resultó una temática repetida en muchas de las obras presentadas. Los cortos fueron francamente interesantes y en los largos hubo más desequilibrios, aunque nos encontramos con media docena de títulos muy respetables. Las mejores propuestas vinieron de Próximo Oriente, Nepal y Croacia.
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La película premiada por el jurado fue "Ne gledaj mi u pijat/Deja de mirar mi plato" (2016) aceptable ópera prima de la directora croata Hana Jusic. Drama familiar un tanto sórdido que se mueve en las fronteras de la turbiedad sin llegar a explotar toda la oscuridad latente en lo que narra. En este caso, la familia radiografiada foco asfixiante y opresor para el futuro cercano. Una joven intenta salir de su rutina y monotonía vital con improvisados escarceos sexuales con desconocidos sin ningún tipo de motivación emocional. Es un título que se sigue sin problemas si bien la sombra del cine de Mike Leigh en determinados momentos hace pensar en otra película más dura y sombría de haberse profundizado más en el universo retratado. Con todo, está bien narrada y destaca el trabajo actoral de su principal protagonista.
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El premio del público recayó con bastante lógica en el "urban film" israelí titulado "Juncion 48" (2016), segunda película del director Udi Aloni. Un drama urbano con toques de denuncia social vertebrado a través del hip hop que interpretan sus protagonistas. La historia se centra en un joven grupo de palestinos con aspiraciones musicales que viven en la ciudad judeo – árabe de Lod, zona marginal que sufre la opresión de las fuerzas israelíes y del crimen organizado musulmán. Lo más interesante de esta película es su logrado equilibrio a la hora de matizar la situación político-social de esta zona señalando los problemas existentes desde la propia óptica palestina. Título muy asequible, bien narrado e interpretado que matiza el problema existente desde una visión no por evidente menos efectiva.
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También de nacionalidad israelí es "Omor shakhsiya/Asuntos de familia" (2016) ópera prima de la directora Maha Haj. Drama costumbrista de ambiente familiar con acertados toques de comedia que se centra en los problemas de comunicación entre los miembros de un mismo clan y sus principales allegados. Título interesante donde destacan los acertados apuntes de la realidad social mostrada y su cercanía en el prisma emocional a la hora de retratar a sus protagonistas.
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Otra ópera prima destacable es "Tramontane" (2016) dirigida por el libanés Vatche Boulghourjian. La historia se centra en la búsqueda de su auténtico pasado por un joven músico ciego, con las heridas y las mentiras de la guerra como trasfondo. Una película que se sigue con especial interés gracias a su fluida narración y a la empatía que genera su principal protagonista y la situación que debe afrontar. De nuevo la música acompaña un relato algo alargado en su tramo final. Mereció más en el palmarés final.
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"Inshallah Estafadit/Bienes Benditos" (2016) es una tragicomedia que cumple las expectativas propias de un festival como Seminci: humor de trasfondo social, ligera denuncia al sistema, planteamiento humanista y ambientación algo exótica. Lo que cuenta el realizador jordano Mahmoud al Massad no es novedoso y se puede trasladar a cualquier nacionalidad. Un hombre es detenido por una pequeña estafa y acaba en prisión por una serie de dislocados avatares. El protagonista se encontrará con una realidad no tan oscura como parece. En su estancia carcelaria constatará que la corrupción afecta a todos los lugares y el individuo debe de aceptar esa situación para poder sobrevivir. Un título simpático y agradable donde destaca la presencia del actor Ahmad Thaher. Indudables vasos comunicantes con la comedia clásica italiana.
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Inesperadamente el título más apreciable visto en punto de encuentro fue la película nepalí "White Sun/Seto Surya" (2016), segundo largometraje del director Deepak Rauniya. El regreso al hogar de un exguerrillero maoísta para enterrar a su padre muestra el conflicto personal, social y político de acontecimientos recientes y poco conocidos en la historia de Nepal. Un film sólido, muy bien dirigido con un apreciable sentido del detalle a la hora de captar las emociones, el drama humano, la resistencia ideológica, el problema de ciertas tradiciones en el mundo actual, la decepción después de la lucha, el paisaje y el futuro del país. No obvia en su discurrir los roles femeninos ni las situaciones de marginación provocadas por las castas sociales. Todo ello sin pretenciosidad ni autoría añeja. Sin lugar a dudas fue el film donde más se apreció una mirada personal en su puesta en escena. Esperemos que alguna distribuidora lo pueda recuperar para su exhibición en salas.
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La coproducción USA-Ghana "Nakon" (2016) film dirigido por Kelly Daniela Norris y TW Pittman mostraba algunos puntos comunes con la citada "White Sun/Seto Surya" (2016), aunque con un tono más suave y luminoso. Un joven estudiante de medicina debe regresar a su hogar para hacerse cargo de su familia tras la muerte de su padre. Su intento de aplicar mejoras a la difícil situación familiar le acarreará variados problemas. Una obra que remite a diversos títulos del cine clásico americano y que muestra la ruptura entre el aislado mundo rural y la visión de futuro de quien ha tenido contacto con los estratos culturales del mundo urbano. Lástima que en ocasiones el guión resulte forzado y su clímax un tanto impostado. Llamó en especial la atención su estimable banda sonora a cargo del músico Daby Balde.
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En lo negativo constatar el inane esfuerzo autoral de “Dao Khanong” (2016) de Anocha Suwichakornpong, inane propuesta fílmica más cercana al ejercicio de fin de carrera que a una auténtica película. Su dispersión narrativa y sus personales tropos formales no le juegan ningún favor. Su aridez cinematográfica provocó abandonos e incomprensión en gran parte del público asistente. Tampoco podemos decir nada positivo de la mexicana “Maquinaria Panamericana” (2016) de Joaquín del Paso, título repescado a última hora para sustituir a la película “El Futuro perfecto” (2016, Nele Wohlatz) y que se pierde en su intento de emular al Buñuel surrealista de “El Ángel Exterminador” (1962). Habría bastado una sexta parte del metraje para lograr lo que pretende contar (que no es mucho). En tierra de nadie estaría “My First Highway” (2016) del belga Kevin Meul, un film que en ocasiones se acerca a situaciones propias del cine negro si bien nunca explota esa perspectiva aceptando en su contra el drama juvenil más convencional y transitado.
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Destaquemos la estimable selección de cortos vista en esta sección. El premio del jurado fue para el magnífico trabajo " Po čovika " (2016,) de la directora croata Kristina Kumrić. Una obra muy inquietante que resume a la perfección diversas preocupaciones que se han visto en las obras presentadas. Citémoslas porque vale la pena recuperarlas: “Baby” (2016, Lovisa Sirén), “The Visitor” (2016, Ferrán Mendoza Soler), “Une bombe” (2016, Guillaume Harvey), “Corp” (2016, Pablo Polledri), “Jacked” (2016, Ashish Ghadiali y René Pannevis), “Maman” (2016, Victoria Musiedlak), “Miles of Sand” , (2016, Sonejuhi Sinha), “Samedi Cinema” (2016, Mamadou Dia), “Submarine” (2016, Mounia Akl), “Vi kan ikke hjelpe alle” (2016, Nina Knag ) y “Zu Ihrer eigenen Sicherheit” (2016, Florian Heinzen-Ziob ).
Concluida la 61ª Seminci, la edición nos ha provocado una sensación agridulce por lo que hemos podido leer, ver y escuchar entre los asiduos al Festival. Un certamen con evidentes muestras de cansancio más preocupado por lo anecdótico y lo accesorio obviando lo esencial. Seminci debería volver a apostar por el riesgo y olvidar las fiestas, el falso glamour y la vinacoteca fílmica que parece preocupar tanto al actual director del certamen. Por más datos que se muestren, las evidencias son otras y quedan al descubierto cuando se asiste a las salas de proyección o se pasea por las calles circundantes a la sede del festival. Es el momento para hacer una reflexión seria y rigurosa sobre todos estos aspectos. Las engañosas cifras no son la respuesta. Hay tiempo y gente adecuada para que Seminci tenga un futuro consecuente. Contamos con eficiente personal en la organización que mantiene el velero a flote a pesar de las adversidades surgidas pero si el clima no mejora la nave acabará por naufragar. Quien tiene la potestad de elegir y decidir debe tenerlo en cuenta.
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