por Diego Rodríguez
Este año la seminci tiene nombre propio. Jean Pierre y Luc Dardenne .
Los hermanos Dardenne hace tiempo que andaban perdidos en el “estilo” olvidando la esencia del cine. El sentimiento, El “alma”.
Desde “La promesa” su primer trabajo no nos entregaban una obra maestra y en esta edición de la Semana de cine con “Deus Jours, Une Nuit” lo han vuelto a conseguir. La película nos narra algo muy cercano para cualquiera que siga en el mercado laboral hoy en día, el sistema actual por fin lo ha conseguido, los trabajadores ya no somos clase obrera, la “clase obrera” ha desaparecido, todos somos o pretendemos ser clase media. La solidaridad con el compañero es cosa del pasado, los sindicatos un estorbo.
En el film una esplendida Marion Cotillard después de una baja prolongada está preparada para volver al trabajo y el fin de semana anterior a su incorporación le comunican su despido __sus compañeros decidían en asamblea o cobrar un plus de productividad o su despido__ los trabajadores compañeros de años votan con amplia mayoría su despido a cambio del bono. En ese momento empieza una carrera desesperada de esta madre de dos niños por convencer a sus compañeros de que en una nueva votación renuncien al bono para readmitirla. Esta situación sucede ahora mismo en cualquier empresa de Valladolid (sin ir más lejos en Iveco, si la misma factoría que tiene en la puerta de entrada el slogan de “IVECO la fuerza del equipo”), y lo dramático de la situación es que ya nadie se escandaliza por algo así.
En esta película el estilo seco de los Dardenne refuerza el sentido de la historia, los belgas no usan en ningún momento elemento alguno de identificación con el personaje, no hay ni un solo contrapicado en la película, Cotillard no es una heroína de Hollywood, la cámara siempre se mantiene a la altura de la mirada, la mirada de una persona cualquiera, podríamos ser nosotros. Los largos planos secuencia __ensayados durante cinco intensas semanas__ logran una sensación de realidad muy cercana al documental, y las actuaciones son portentosas remarcando el genial trabajo de Marion Cotillard (que se vaya de Valladolid sin premio es algo inexplicable).
Solamente un “pero” en el guión ensombrece tan esplendido trabajo, esa breve estancia en el hospital parece a priori un recurso dramático que no le hacía falta a la historia.
SECCIÓN OFICIAL
Respecto al palmares de la sección oficial constatar que ha sido un autentico despropósito.
El máximo galardón, la Espiga de Oro, se ha concedido a la película Mita tova (La fiesta de despedida),de los realizadores Sharon Maymon y Tal Granit. Esta coproducción entre Alemania e Israel se ha alzado además con el Premio a la Mejor Actriz ex aequo para sus protagonistas Levana Finkelshtein y Aliza Rozen. La peli Israelí no deja de ser una comedia amable que empieza con una buena dosis de humor negro para acabar convirtiéndose en una muestra fácil de cine de buenas intenciones, políticamente correcto, algo cercano a la blandita “Mar adentro” del sobrevalorado Amenabar. En cuanto al premio a las dos actrices protagonistas que decir…
La Espiga de Plata ha recaído en el largometraje Kreuzweg (Camino de la Cruz), del director alemán Dietrich Brüggemann. Además ha logrado el Premio Fipresci de la Crítica Cinematográfica y el Premio del Jurado Joven de la Sección Oficial. La peli alemana es un autentico “via crucis”, formalmente es la película más lograda de la sección oficial. Trece planos-secuencia con cámara fija le sobran al director para retratar el daño que puede hacer la religión en la mente de una joven que se está formando como persona, toda la puesta en escena está muy planificada y el guión está muy bien estructurado con una parte final matizada por algún toque sutil de humor negro (esa “ostia” consagrada). El problema del film es que es una película ya vista mil veces, los integristas católicos son muy malos, la religión es muy mala, etc… nada nuevo bajo el sol. Una espiga de plata no merecida.
El Premio al Mejor Director ha sido para el director alemán, Volker Schlöndorff por Diplomatie (Diplomacia), película por la que también ha sido reconocido como Mejor Actor, uno de sus protagonistas, Niels Arestrup. Uno de los mayores despropósitos del palmarés, Schlöndorff esta poco inspirado en esta ocasión y nos ofrece una obra de teatro grabada de manera plana y mediocre. El actor Niels Arestrup es uno de los grandes del cine francés y lo demuestra siempre que puede, este no es su mejor trabajo pero cumple bastante bien.
El Premio ‘Pilar Miró’ al Mejor Nuevo director ha sido para Damien Chazelle por su largometraje Whiplash.
Kuzu (El corderito), del director turco Kutluğ Ataman ha conseguido el Premio ‘Miguel Delibes’ al Mejor Guión y la Mejor Dirección de Fotografía. Lo de mejor guion estando los Dardenne no tiene sentido y la peli Turca ha sido de los más flojo de lo visto este año. Incomprensible.
En cuanto a los cortometrajes, se ha concedido la Espiga de Oro al cortometraje húngaro, Symphony nº 42, de Réka Bucsi y la Espiga de Plata ha sido para el corto Bad Hunter (Mal cazador), del director belga Sahim Omar Kalifa. Por último, el cortometraje español, El corredor, de José Luis Montesinos, ha obtenido ‘EFA Short Film Nominee Valladolid 2014’, por el que queda seleccionado como finalista al premio anual de la European Film Academy.
Por último y no menos importante hablar de una de las pelis olvidadas de esta edición: LITTLE FEET de Alexander Rockwell. Una maravillosa Odisea infantil en las que tres niños recorren la ciudad en busca de un rio donde encontrar una pareja a su pez. En este film los niños son niños y actúan como tal, el guión es de la hija del director de 9 años de edad (protagonista de la película junto a su hermano de no más de 5 años), aventuras en la gran ciudad en busca de la madre perdida. Donde reside la grandeza del film es en el montaje que realiza Rockwell con el material grabado. Poesía en 16 m.m y además en blanco y negro.
Punto de Encuentro
El Jurado de la sección ‘Punto de Encuentro’ (primeras y segundas películas) formado por Paula Astorga, Javier Rebollo y Basak Emre, ha premiado el largometraje Utóélet (El más allá), de la directora húngara Virág Zomborácz. Asimismo ha otorgado una mención especial a la película Gözümün Nûru (Eye Am),de los directores turcos Hakki Kurtulus y Melik Saracoglu. En el apartado de cortometrajes ha sido reconocido como Mejor Corto de la sección Bir Fincan Türk kahvesi (A Cup of Turkish Coffee), de Nazli Eda Noyan y Daghan Celayir,
Realmente esta sección se está perdiendo en el festival. Se salvan cada año una o dos de toda la sección, el resto no tienen ningún interés. La prensa acreditada (cada año menos) ha optado ya los últimos años por obviar esta sección.
En el apartado ‘La noche del corto español’ de esta sección ha resultado premiado La buena fe, de Begoña Soler.
Tiempo de Historia
En la sección documental ‘Tiempo de Historia’ se ha concedido el Primer Premio a Sacromonte, los sabios de la tribu, de la directora Chus Gutiérrez. Durante 200 años, el barrio del Sacromonte estuvo habitado por los gitanos que se asentaron en las cuevas de sus laderas atraídos por los fieles que peregrinaban a la Abadía del Sacromonte. Estos fieles significaban una fuente de ingresos y los gitanos vieron una forma de ganarse la vida.
El Flamenco se convirtió, no sólo en una forma de entretener a los peregrinos y de ganarse la vida, sino en todo un arte de transmisión de padres a hijos. En los años 60 el barrio llegó a su cénit: los 4.000 habitantes del barrio eran flamencos y todos sabían tocar, cantar o bailar. En 1963 unas inundaciones provocaron el desalojo de todos los habitantes del barrio. La Familia Flamenca se dispersó por otras zonas de Granada y los desalojos trajeron la ruptura del barrio, el desgarro de una gente que nunca más volvió a compartir el baile y el cante que se transmitían de unos a otros. La memoria cantada y bailada del flamenco del Sacromonte.
Sacromonte, los sabios de la tribu es una película documental que recupera la memoria del barrio más flamenco del mundo: El Sacromonte.
El Segundo Premio ha sido para el documental Once My Mother (Érase una vez mi madre), de Sophia Turkiewicz, el trabajo de Sophia Turkiewicz es un retrato de la vida de una refugiada polaca que recorre medio mundo hasta llegar a Australia, desde el Gulag soviético pasando por Sudáfrica, se trata de un bello ajuste de cuentas personal de la directora, tratando de comprender a su madre y sus decisiones.
Y una mención honorífica a Planeta Asperger, de los directores María Barroso y Ricardo de Gracia.
Como siempre esta sección no defrauda y siempre descubrimos un buen puñado de grandes documentales.
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