PALMARES
Por Diego Rodríguez
“…Yo suelo hacer la siguiente broma: ‘si me vuelvo de espaldas se me verán las costuras’. Ahora en serio, esto sale adelante porque tengo un equipo de gente apasionada que se vuelca por completo con una enorme profesionalidad y luego porque tengo el apoyo cerrado del Ayuntamiento. Que una sola institución, como en este caso el Ayuntamiento de Valladolid, corra en solitario con la mitad del presupuesto es algo que se ha de destacar y agradecer. Así que teniendo en cuenta que tengo el apoyo de la institución, el del público y el de los medios no puedo quejarme de nada. Mecenazgo…”
Estas palabras de Javier Angulo quizá escondan la explicación del bajo nivel de cine que se ha visto este año en la Seminci.
Al hecho ya irrefutable de que cada año acude menos prensa especializada al festival (con lo que ello conlleva; la falta de repercusión mediática) se le ha unido este año el descenso pronunciado de público en las salas, lejos han quedado esos años en los que incluso las proyecciones de Tiempo de historia tenían un lleno absoluto. La causa de este descenso hay que buscarla evidentemente en la crisis económica pero también hay que buscarla en el equipo directivo del festival que no ofrece precios populares para todas las sesiones. No se debería de buscar ningún tipo de rentabilidad en taquilla en un festival de cine subvencionado íntegramente con dinero público y el director del festival nunca se debería vanagloriar del aumento de la recaudación. Si hablamos del aumento del número de espectadores este año, se debe sobre todo a un (esta vez) gran acierto de Javier Angulo: las dos secciones nuevas de Seminci Joven y Miniminci. Acercar el festival a los niños y a la juventud es algo que se echo de menos sobre todo en la etapa del “stalinista” Fernando Lara, y este nuevo director esta sabiendo implicar a las nuevas generaciones en el festival de manera muy inteligente.
A este “pequeño” hándicap le tenemos que añadir esta edición el bajo nivel cinematográfico que nos ha ofrecido la sección Oficial.
El cine español aterrizo bien en la Seminci con Mar Coll: Todos queremos lo mejor para ella es una buena película con una gran Nora Navas. La Escac realmente esta formando a toda una brillante y nueva generación de cineastas. También de Cataluña nos llego de la mano de Jordi Cadena una muy interesante cinta “La Por” (El miedo), un espeluznante retrato de la violencia dentro de la familia. En cambio con Presentimientos de Santiago Tabernero llego el naufragio, una película de la que solo se salva Marta Etura, llena de sitios comunes y plana en la realización, Tabernero esta en esta ocasión muy lejos de su anterior film “Vida Y color”. Una pena esperábamos bastante más.
El máximo galardón, la Espiga de Oro, se ha concedido a la película Tokyo kazoku (Una familia de Tokio), del realizador Yôji Yamada, una versión actualizada del clásico de Yasujiro Ozu “Cuentos de Tokio”. La mejor película sin duda del festival. Yamada no llega al nivel de Ozu, algo por otra parte muy difícil, pero la película es un acertado retrato de la sociedad actual de Japón, y el director japonés nos deleita de nuevo con su mirada humanista y sensibilidad.
La Espiga del Plata ha recaído en el primer largometraje del realizador Steph Green, Run & Jump. Un trabajo bastante mediocre mil veces visto que solo lo salva a medias la protagonista Maxine Peake. Uno de esos premios inexplicables que tanto abundan en la Seminci.
En el apartado de interpretación, el Premio a la Mejor Actriz ha sido concedido a Nora Navas, por el largometraje Todos queremos lo mejor para ella. Y el de Mejor Actor ha recaído en Zbigniew Walerys, protagonista de Papusza, de los directores Joanna Kos-Krauze y Kkrzysztof Krauze, que han logrado también el Premio al Mejor Director por este largometraje. Otro despropósito del palmarés. La película del matrimonio polaco es bastante floja y había mejores trabajos para premiar.
Christopher Blauvelt ha recibido el Premio a la Mejor Fotografía por Night Moves. Precisamente la “foto” de la peli Polaca estaba bastante mejor que en la película norteamericana, inexplicable premio. El Premio ‘Miguel Delibes’ al Mejor Guión ha sido para Agnés Jaoui y Jean-Pierre Bacri por Au bout de conte. Justo galardón para el mejor guión de la Sección oficial, el cine Francés no suele defraudar.
La crítica cinematográfica, el Premio FIPRESCI, ha sido para la película argentina, La reconstrucción, de Juan Taratuto. Uno de los mejores films vistos este año. El retrato que nos regala Diego Peretti de un hombre devastado por la perdida y su búsqueda de la redención esta narrado de forma admirable, quizá en el final le falte un poco de contención dramática a Taratuto, pero personalmente creo que cierra la película de manera formidable (aunque también previsible).
Juan Taratuto: «Convertir en dolor una película y que guste es un lindo masaje para el ego»
El Premio ‘Pilar Miró’ al Mejor Nuevo Director ha recaído en director holandés Diederick Ebbinge, por su primer largometraje, Matterhorn. Este trabajo ha sido uno de los mejores vistos este año, la peli aunque no sea redonda es un más que digno primer trabajo.
En cuanto a los cortometrajes, se ha concedido la Espiga de Oro a Boles, de Spela Cadez y la Espiga de Plata ha sido para el corto Subconscious Password, de Chris Landreth. Por último, el cortometraje The Missing Scarf, de Eoin Duffy, ha obtenido el Premio ‘EFA Short Film Nominee Valladolid 2013’, por el que queda seleccionado como finalista al premio anual de la European Film Academy.
Punto de Encuentro:
La sección ‘Punto de Encuentro’ que incluye primeras y segundas películas, ha premiado a Wajma (An Afghan Love Story), de Barmak Akram. Asimismo ha otorgado una mención especial a la película 82 dagen in april, de Bart Van den Bempt.
Tiempo de Historia
En la sección documental ‘Tiempo de Historia’ se ha concedido el primer premio a La maison de la radio, del director Nicolas Philibert. Una de las muestras de gran cine de este festival. En palabras del propio Philibert: “… En mí, el deseo de hacer una película surge de improviso, después de casualidades... A veces es apenas un sonido, un rostro, una situación lo que provoca el "clic". A veces es un poco más, pero digamos que esto no viene nunca de una elaboración abstracta, de su sabor "libresco" o de una voluntad didáctica. Aunque mis películas sean documentales, procuro ante todo contar historias desde los lugares que investigo. De hecho, por su forma narrativa, y por su composición, no creo que éstas estén tan alejadas de la ficción. ..“
El francés evita todo artificio. Cada sesión de rodaje no se rige por un predeterminado guión, aunque sí que es cierto que se parte de una idea, por lo que se uniría a cierta tendencia utilizada ya por la Nouvelle Vague, el cine real, el cine que muestra la vida. Pero esa misma vida al filmarla se transforma en algo mágico, algo con vida propia. La película dotada de una puesta en escena trasparente, graba todo lo que sucede, los largos planos secuencia pretenden la no pretensión de llevarnos a un documento tradicional, no existen solemnes respuestas en el cine de Philibert, más bien interrogaciones constantes, característica intrínseca al ser humano.
El segundo premio ha sido para el documental High Five: A Suburban Adoption Sada, de Julia Ivanova; seguimiento de una familia canadiense que adopta a cinco niños ucranianos. Gran docu capaz de arrojar un poco de luz en las sombras de una historia aparentemente ejemplar y perfecta sin manipular la realidad que se le presentaba. Y una mención honorífica a Piratas y libélulas, de la directora española Isabel de Ocampo.
Premios del público
La votación del público ha otorgado sus premios a la película Short Term 12, del director hawaiano Destin Daniel Cretton como mejor película de la Sección Oficial y Benur, del director italiano Massimo Andrei, como al mejor de la Sección Punto de Encuentro.
Después de preguntar a una gran parte de la prensa que acudió este año al festival el por qué del bajo nivel de la sección oficial. Surgieron varios interrogantes:
¿Por qué este año Seminci no ha conseguido las grandes figuras de los festivales de serie A? Como el año pasado con Audiard.
Qué ha sido de los habituales del festival, Egoyan, Loach, Dardenne, etc…?
¿Dónde está el riesgo al elegir películas tan mediocres como “Marina”?
¿Cuál es la línea del festival?
¿Dónde está el cine de “autor”?
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